¿Vives?
Una vida sin un poco de locura es como solo ver pasar el tiempo.
- Me encantaría intentar embotellar los gritos, para desaflojar las tuercas de nuestra mente, es por aquellos momentos donde todo pierde el sentido, donde te pesa el cuerpo y el corazón pierde la esperanza. Poder sacar "eso" del cuerpo y embotellarlo, para que cuando te pasen por encima, para que cuando sientas que se cae el mundo a tus pies y ves cómo alguien se marcha, puedas mirarlo y recordar, "yo superé esto y mucho más, no hay nada que me impida seguir". Se trata de recordar que somos fuertes.
Caminos que se juntan y separan, así es la vida, todos los días puedes tener miles de posibilidades de conocer a alguien nuevo o de perder a alguien de toda la vida. Disfruta a quien tienes a tu lado, mañana puede ser otra persona.
Kurt Cobain solía decir:
"Si mi sonrisa mostrara el fondo de mi alma, mucha gente al verme sonreír lloraría conmigo."
Resulta tan cierto y tan irónico...
Noches llenas de estrellas, cielos que brillan mostrándonos la belleza de otro mundo. Uno donde la guerra y el hambre no caben, uno donde no hay gente que se siente sola, ni sueños rotos. Solo guarda millones de miradas y reflexiones sin sentido...
Anestesia, hormigueas por mis labios, duermes mi boca e insensibilizas mis nervios. Me aterrorizas, cuando te vayas empezará a dolerme... (Así es el mal amor)
Tormentas, de todo tipo y aún así, tan distintas, opuestas. Déjame que te hable de las únicas peligrosas para el ser humano, las emocionales. Te destrozan lo único que la medicina no consigue curar realmente, el alma.
¿Cómo quieres que confíe si a la mínima de cambio te alejas? Hay un problemilla que no merece la pena y te encierras en tu móvil, ni siquiera intentas hablarme. Qué daño han hecho las nuevas tecnologías. Y yo pensando que serías la excepción...
Yo sueño con llegar a volar, como un pájaro, libre, anhelo un futuro donde pueda elevarme y ver mundo, donde pueda sentir el viento haciéndome sentir viva. Puedo llegar a sentir el viento de frente, imagino unas grandes alas en mi espalda, desplegadas, listas para llevarme lejos, muy alto.
Perdóname, por todo lo que te he hecho, por todo aquello que te pueda hacer. Perdona mi forma de enredar las cosas para confundirte, por aterrarte con mi pequeño porcentaje de oscuridad. Recuerda que te quiero, aunque seas el monstruo que se esconde debajo de mi cama.
Parece que fue ayer cuando el tiempo no pasaba, donde mi mayor miedo era ser regañada. Esos momentos dorados en los cuales las heridas solo estaban en mi piel y no sabía el significado de cicatriz. Ayer desconocía lo que era jugar con la muerte, besar la emoción de lo prohibido, torturarme por la fugacidad de los momentos y que todos guardamos nuestro propio porcentaje de oscuridad...
Me atontas, pones mi mundo del revés cada vez que me sonríes. De esa forma tan estúpida y a la vez encantadora, resulta adictiva. Enloqueces a mi piel con un solo roce y mis nervios parecen gritar de emoción cuando me sujetas la mano, cuando me abrazas. Eres mi"nada" del "¿En qué piensas?". No se me da bien esto pero da igual, tu me comprendes
Las estrellas cruzan el cielo como la lluvia, parece que caen los deseos del mundo, de la gente que hay en él. Cometas que pueden transportar con ellos tu alma, lejos, a ver mundo, a explorar lo desconocido...
Viajaré, a donde me quieran llevar mis pies. Lo haré por el mundo y el espacio, por cielo e infierno. Por tierra, agua, aire y si tú me sujetas la mano atravesaré el fuego, incluso si nos consumimos por el camino...
Hay días donde lo veo demasiado claro, hemos cambiado más de lo que realmente creemos. Observo a la gente que me rodea y me doy cuenta que muchos son completos desconocidos. Que los amigos de la infancia han cambiado hasta tal punto que tengo que volver a conocerlos. Y desgraciadamente, como suele suceder, siempre hay alguien que es mejor alejar a tiempo, porque no todos los cambios van siempre a mejor...
La lucidez está sobrevalorada. El mundo está perturbado y la gente dentro de él también. Por ello, cuando alguien tiene momentos de efímera lucidez, resulta doloroso. Hasta tal punto que algo dentro de ellos se resquebraja. Por la simple razón de no estar preparado para darse cuenta de lo mal que nos encontramos, por darse cuenta de situaciones que nunca habías llegado a ver...
Hoy me levanté con el corazón roto y el alma ennegrecida. Me encontraba algo más resquebrajada que ayer, pero no me importó. Igual que no me importó tener los ojos nublados y la mente hecha un desastre. Porque incluso si me encontraba en un estado deplorable, sabía que era pasarjero. Por ello, me hice un té, cerré los ojos, respiré hondo y busqué una sonrisa moribunda en algún rincón de mi alma. Mañana sería otro día menos gris, mañana podría bajar la luna y hacerla mía.
Ayer miraba a la muerte a los ojos, el peligro rozaba mis labios y tenía la absoluta certeza de que todo era incierto. Sentía escalofríos recorriéndome por la emoción de tocar la línea entre realidad y fantasía. E incluso el cruce de miradas con completos desconocidos resultaba una tentación.
No me pidas que te intente explicar todo aquello, pídeme que te lleve de la mano allí y consigas comprender por qué las criaturas como yo nos quedamos despiertas en la noche.
Si cada vez que te viera pasar a mi lado no fuera tan doloroso podrían parar los escalofríos. Esos que me recorren el cuerpo cuando tu perfume llega a mi como naufrago a tierra, moribundo y débil. Cuando tu risa resuena en mi cabeza como si fuera una bala que me atraviesa el cerebro. Eres un fantasma que me atormenta por la noche cuando cierro los ojos.
Hoy te permitiré marchar camino hacia el olvido, dejaré de jugar a que no fuiste mi pilar. Terrible espejismo, deja de cruzarte en mi camino. Porque ni tu risa, ni tu perfume, ni siquiera tu mirada lograrán que empiece de nuevo.
Y me leí en voz alta el alma, pronunciando cada palabra con fuerza. Porque quería que tú me escucharas, deseaba que por fin comprendieras todo aquello que nunca supe decirte.
Fue leer mi propio libro, hecho de lo más oscuro y terrorífico que llegarás a conocer.
Recité con soltura aquello que nunca pude confesarte, con un nudo en la garganta y un ancla en el pecho.
Me miraste con los ojos rojos y yo me marché para no volver. Porque cuando empiezas a relatarte no existe forma de retroceder.
Sé que me buscas mientras yo busco no encontrarte...
El día que dejemos de buscar la felicidad en aquello creado para satisfacernos de forma temporal, comenzaremos a comprender. Por qué el brillo que tienen ciertas miradas es un tesoro. Por qué la inocencia de un niño debería de ser más valiosa que una máquina. Puede que con el tiempo nos demos cuenta que la importancia que se le da a la calidez de un cuerpo solo existe si pertenece a alguien que amas. Aprenderemos que el paso del tiempo no lleva a la obsolescencia de las personas. Que la velocidad con la que fluye se define por los momentos que vives y no por los minutos de un reloj.
Tú me llamas loca, me dices que no entiendes lo que sucede en mi mente y te marchas. Yo por el contrario, me quedo, porque tú ves locura donde yo encuentro belleza en el caos que te perturba.
Las cicatrices y sonrisas marchitas que mueren en mis labios. La falta de lucidez debido al cansancio provocado por un insomnio galopante. Las voces de un subconsciente pesimista y un corazón resquebrajado que intenta cazar estrellas todas las noches.
Llámame loca, lo soy. Todos aquellos que podemos vivir en pedazos lo estamos. Porque no hay cuerdo que no piense que es una insensatez.
Si puedes hacer algo, ama no quieras.
Tu puedes querer algo, de forma superficial. Quieres un trabajo, un coche, querer es una acción efímera.
Pero amar...
Amas la vida, a tu familia y amigos. Amas la música o pintar porque te apasiona. Amar no conoce el paso del tiempo.
Amar es entregar lo mejor de uno mismo porque a fin de cuentas el amor es desinteresado, paciente y puro.
Crecen las ojeras, se ennegrecen por la falta de sueño y hacen más evidente que la noche es también una droga.
El tiempo vuela y el cuerpo lucha con la mente aún sabiendo que va a perder. El cuerpo sucumbe al encanto de los misterios que existen pasadas las 12.
Al final, cuerpo, mente y noche comparten sus secretos con tinta. Tatuando la cuenca de los ojos de aquellos que disfrutan y sufren el mono...
